A SOLO DÍAS DE ABRIR SUS PUERTAS POR ÚLTIMA VEZ, LA TRADICIONAL CAFETERÍA SAMOIEDO OBSERVA CON PACIENCIA COMO NO HAY PLAZO QUE NO SE CUMPLA EN EL DECAÍDO CIRCUITO COMERCIAL DE LA OTRORA BULLENTE CALLE VALPARAÍSO EN VIÑA DEL MAR. EL CIERRE DEFINITIVO DE SUS PERSIANAS DARÁ PASO DE UN DÍA PARA OTRO -REMODELACIÓN MEDIANTE- A UNA CENTRAL TELEFÓNICA SO ARGUMENTO DE RENOVACIÓN URBANA, BORRANDO ASI DE UN PLUMAZO TODAS LAS HORAS CONVERSADAS JUNTO A UN CAFÉ, LOS POLOLEOS ADOLESCENTES, LAS ETERNAS ESPERAS, REUNIONES, PLANTONES Y LOS INFARTANTES SANDWICHES Y PASTELES QUE DESDE NIÑOS DISFRUTÁBAMOS TODOS LOS VECINOS DE LA CIUDAD JARDÍN. EL NEÓN GASTADO AL FONDO DEL SALÓN SE APAGARÁ ESTE FIN DE MES, PARPADEANDO UNA ÚLTIMA VEZ EN EL INEXORABLE RECAMBIO AL MAQUILLAJE URBANO QUE PRIORIZA –QUE IRONÍA ÉSTA- LA CONVERSACIÓN A DISTANCIA POR SOBRE AQUELLA QUE SE PRODUCE EN EL CONTACTO REAL Y CIUDADANO.
EL CAFÉ SAMOIEDO ES -O FUÉ SEGÚN SEA EL DÍA EN QUE SE LEA ESTO- UN PUNTO DE ENCUENTRO NATURAL DE LA CIUDAD DE VIÑA DEL MAR DESDE FINES DE LOS AÑOS 50 . LUKAS YA SEÑALABA EN SU LIBRO “APUNTES VIÑAMARINOS” QUE LA CALLE VALPARAÍSO ERA “UNA ESPECIE DE VITRINA PARA VER Y SER VISTO”, POSTAL QUE SE ROMPE EN PEDAZOS AÑO TRAS AÑO AL VER COMO LOS CENTROS COMERCIALES GANAN TERRENO AL TRANSFORMAR EL EJE SOCIAL DE LOS ESPACIOS PUBLICOS, DESPLAZANDO SUS PUNTOS DE ENCUENTRO Y MARCANDO ASÍ EL FIN DE LOS LOCALES TRADICIONALES.
EMPLAZADO EN LA CÉNTRICA CALLE VIÑAMARINA, EL SAMOIEDO REPRESENTA AL ÍCONO HISTÓRICO DE CAPA CAÍDA QUE RESISTE INMÓVIL A LA PÉRDIDA DE LA TERTULIA Y SUS PRÁCTICAS, COMO TRADICIÓN REPUBLICANA. UN CAFÉ QUE HA DEVENIDO EN RESTAURANT HACE UN PAR DE DÉCADAS Y QUE JUNTO CON LA FUENTE DE SODA BOGARÍN EN VALPARAÍSO, PERTENECEN AL RUBRO DE EMPRESAS FAMILIARES DEDICADAS A ESTE SERVICIO EN LA ZONA POR 60 AÑOS. ES COMO HABLAR DEL EXTINTO CAFÉ PAULA EN VALDIVIA, DEL PALACE, O EL GAROGHA EN PUNTA ARENAS. TODAS LUCES QUE ANTAÑO BRILLARON Y HOY SOLO PARPADEAN UN POCO, COQUETEAN PARA SOBREVIVIR MIENTRAS LAS CIUDADES SE MODERNIZAN Y CAMBIAN PARA LUEGO APAGARSE DE PRONTO, EVIDENCIANDO EN SU AGONÍA, EL CIERRE DE UNA ÉPOCA Y EL COLAPSO DE SUS EMBLEMAS SOCIALES, DE SUS RITOS COTIDIANOS, COMO LA CONVERSACIÓN. ÉSTA PRÁCTICA GREGARIA, NUESTRA COMUNIÓN EN LA ORALIDAD, DA UN PASO ATRÁS COMO COSTUMBRE CIUDADANA Y SU HÁBITO DESAPARECE EN LAS URBES A FAVOR DEL PROGRESO DEL MALL Y SU VELOCIDAD DE CONSUMO.
ASÍ QUE DESDE SU FACHADA VIOLÁCEA QUE RESISTE AL REPIQUETEO DE LAS MÁQUINAS CON QUE LOS OBREROS TRABAJAN EN LA CALZADA CONTIGUA, EL SAMOIEDO RESPONDE A LA DECADENCIA DE LA CÉNTRICA CALLE VALPARAÍSO CON EL MUTISMO DÓCIL DE QUIEN DIÓ LA BATALLA PERO QUE FINALMENTE PIERDE LA PARTIDA ANTE LA ESPECULACIÓN URBANA, ENROSTRÁNDONOS AL MISMO TIEMPO, QUE ASISTIMOS EL DERRUMBE DE UN TIEMPO Y LOS LUGARES DONDE SE GENERARON MUCHAS IDEAS QUE LE DABAN SENTIDO A LA CIUDAD.
AL FINAL, POCO QUEDA DE ÉSAS COSTUMBRES Y CON ESTO, TODO SE LE PERDONA AL SAMOIEDO. SU ABANDONO, SU CAFÉ CORRIENTE -AL MENOS EL QUE PRUEBO SENTADO A ÉSTA HORA EN EL PRIMER PISO DEL LOCAL- INCLUSO EL HECHO DE SABER POR UNA SIMPLE CASUALIDAD, QUE EL ÁREA DE LA COCINA DONDE SE PREPARABAN LOS FAMOSOS SANDWICHES DEL RESTAURANT NO ERA MUY HIGIÉNICA -PARA NADA-, SEGÚN SE ENTIENDE EN EL INFORME DE PRÁCTICA DE UNA ALUMNA QUE TRABAJÓ EN EL LOCAL. TODO SE LE PERDONA A ESTE ÚLTIMO ÍCONO DE LA ANTIGUA TERTULIA QUE HOY CUMPLE SU CICLO. Y MIENTRAS EL VERDE FOSFORESCENTE DEL NEÓN SE APAGA EN EL FONDO DEL SALÓN, SALGO CONFUNDIDO ENTRE EL PARLOTEO CÓMPLICE DE LAS MESAS CUYAS VOCES DESAPARECEN TRAGADAS POR LOS ECOS BORROSOS DE UNA URBE QUE ABSORTA EN SU BULLICIO ESTRIDENTE, NO PERCIBE QUE ASISTE AL MOMENTO EN QUE PIERDE TAMBIEN, PARTE IMPORTANTE DE SU MEMORIA CIUDADANA.
