-1344 ZAPATOS PEREGRINOS MARCHAN HACIA LO VÁZQUEZ-

La actualidad de Claudio Bertoni está lejos de los años en que recogía zapatos a orillas del mar y armaba sus célebres instalaciones o collages para exhibir en museos y galerias. Bertoni está hoy fotografiando y escribiendo. Y publicando poesía, mucha poesía.
-Me gustaría llegar a publicar un libro al año-, me cuenta acomodando la cortina por donde entra el aire de la mañana. Es un día caluroso en Santiago y el autor de Ni Yo y Dicho sea de Paso se muestra cordial y cercano. Alejado del mito que se ha querido construir de él, nos ponemos a hablar de su obra, de los años de la Tribu No, su recordada instalación en la Bienal de Valparaíso y sobre el acto de crear, como una necesidad imperiosa. Lo que sigue es un trozo de ésa conversación sostenida en su casa en Nuñoa entre rumas de papeles y fotografías apiladas contra la pared. Sentado y tranquilo, Claudio el poeta, el artista visual, habla desde su trono de mimbre.

CR- Dime Claudio¿ Cual fue el título de ésa obra de los zapatos?.

CB- Mira, ésa obra la primera vez que la mostré fue en la Bienal de Valparaíso de 1987 y se llamaba –tiene un nombre como largo-, se llamaba “1344 miembros de la comunidad del calzado nacional marchan sobre nuestra conciencia”.

CR- ¿Era una instalación?.

CB- Sí, exactamente fue un montón de zapatos que instalé allí, una instalación.

CR- En qué estabas tú en ésa epoca. ¿Habías hecho otros trabajos como ése?.

CB- Yo junto cosas hace mucho tiempo, recojo palos y huevadas de la playa y resulta que una vez me puse –después del año 75 que volví de Europa- empecé sobre todo a sacar cosas de la playa y empecé a agarrar los zapatos que los hallaba increíbles, cada uno son como unas esculturas autónomas y los empecé a juntar. Y ahí apareció la bienal y llevé los zapatos y los aceptaron y los mostré…el año 87.

CR- Cuéntame…¿Cómo era el planteamiento formal de la obra, en que consistía?

CB- Mira, puse ésos (creo) mil trescientos zapatos, los puse uno detrás de otro separados por unos cincuenta centímetros y fue como un gigantesco rectángulo de zapatos…colocarlos fue un cacho increíble y en parte el título viene de ahí .

CR- Era como una marcha… se veía.

CB- Lo que pasa es que mientras los instalaba –también fue curioso- mucha gente que los vió los relacionó con los detenidos desaparecidos. Cosa que yo no había pensado, porque yo recogí los zapatos porque me gustaban, o sea estéticamente. Los hallaba increíbles.
Si yo fuera ultramillonario lo que haría sería agarrar cada uno de los zapatos, ponerlos en unas vitrinas increíbles y colgarlos en unas galerías gigantescas de muros blancos, porque quiero que se concentren en cada zapato, porque yo hallo que son, cada uno esculturas autónomas y están destrozados de una manera absolutamente insólita.

CR- ¿Y estos zapatos existen todavía?.

CB- Si claro, están en unas bolsas en Concón. Después que volví de Europa he vivido de ahí pa` delante en Concón. Y los recolecté durante 6 años. Lo curioso de ésto de los desaparecidos -hay una cosa curiosa- porque la mayoría de los zapatos los recogí en Ritoque. Y Ritoque fue (durante mucho tiempo) un campo de concentración. Yo no los recogí por eso, como te digo y lo repito, pero al final…

CR- Era tu ruta de recolección…

CB- Era el lugar donde más zapatos había!. Si ésa es la huevá!.

CR- (no puedo dejar de pensar en otras multitudes y relaciono ésta obra con la cantidad de peregrinos que hoy, 7 de diciembre, marchan hacia lo Vázquez).

CB- Si. Además yo me resistí mucho tiempo a recoger zapatos porque los hallaba manufacturados, sucios, etc. Yo recogía palitos y todo, pero cada vez los veía y cada vez me atraían más.

CR- O sea en el fondo, los zapatos se te plantaban por delante insistentemente hasta que tuviste que ceder.

CB- Exacto, sí, eso es verdad.. Además lo curioso es porqué habrían tantos?. Imagínate llegar a juntar más de dos mil zapatos, iba todos los días y volvía como con cuarenta cincuenta zapatos a la casa, y volvía al otro día con cuarenta zapatos más, ¡de donde chucha salían los zapatos!… los botaban de barcos, de transatlánticos?

CR- O el regurgitar del rio Aconcagua y Ritoque.

CB- Pero es muy raro. Es lo curioso. Bueno, la obra se presentó otra vez en el Museo de Bellas Artes en Santiago; una exposición grande que se llamaba “Chile los años ochenta”, recuerdo que estaban Duclós, la Paz Errázuriz, la Nancy Gewold, Gonzalo Diaz, Brugnoli, un pintor que no me acuerdo, Carlos Altamirano y yo.
Y lo que cacho es que (esa) fué una obra que se quedo mucho en la cabeza de la gente…
Los zapatos, hay una cosa curiosa (….) miren la cosa increíble que encontré. Véanla!. Ése es un poco el norte de la huevá, después la forma en que aparece es ésa, hay que hacer instalaciones, porque ése es el medio, ésa la manera de mostrarla.

CR- ¿Porqué? ¿Se utilizaba mucho en esa época?.

CB- Nooo, si tu lo pensai en ése tiempo era mucho menos, ahora lo raro es no hacer una instalación, comprendís, en ésa época era mucho más extraño, de hecho allí comenzaron las primeras instalaciones que antes no existían, y ganaron un espacio en las exposiciones (en Chile).

CR- ¿Y cómo fue exponer en dictadura?.

CB- Bueno de hecho, ponte tú, éste título que te digo yo me lo censuraron, no lo pusieron. ¿Cachai?. Es que yo cometí un error, porque se llamaba “Señoras, Caballeros y Niños o 1344 miembros de la comunidad….etc” y los huevones dejaron sólo “Señoras, Caballeros y Niños”. Entonces yo publiqué –me acuerdo que lo escribí con mi hermana -el verdadero título y lo repartí en la inauguración en cientos de papelitos.

CR- Fe de erratas…

CB- Y diciendo abiertamente que me habían censurado.

CR- A propósito de ésta exposición y tu inclusión en éste selecto grupo de artistas académicos, donde tu exhibistes como una especie de cochayuyo conconino y desde tu propia localidad.

CB- Si, claro.

CR- ¿Cómo llegas a involucrarse con las artes y el mundo de las ideas?.

CB- No tengo idea Claudio. Son huevás genéticas. Que tú te inclinai por una huevá u otra, me gusta la música, me gusta el arte, tiene que ver con la inteligencia, con la sensibilidad, que tu cachai que ése es tu mundo. Leyendo me di cuenta, viendo, yo creo que es una huevá genética, tu nacís con la huevá. Cuando tienes 14 o 15 años te pones a pensar, llegas a los libros de Henry Miller, a los surrealistas, es como encontrarse a uno mismo, vas viendo que esa huevá te sorprende y así una cosa lleva a la otra y vas descubriendo quién éres.

CR- ¿Y porqué recolectar en Concón?.

CB- Mira la casa en que yo vivo es una casa de veraneo que se compró mi papa hace cincuenta años con dos tíos. Éra una casucha chica y al final mi papa la compró y nos quedamos nosotros con la casa. Ahora si mi papá hubiera tenido la casa en Chañaral, la cosa hubiera sido en Chañaral. Entonces ahí me hice yo una casita. Concón yo no lo hallo feo pero lo hallo como divertío. A mí no me apasiona Concón. Está el mar, eso es rico, es un lugar como que no existe y eso me gusta.

CR- Tú has hecho ensamblajes con palitos de Concón, collages…

CB- Si, una vez hice una exposición en el Museo de Bellas Artes y en Viña también en una galería que ahora desapareció- no se si la conociste- una que quedaba ahí frente al casino…eso, eso tengo montones de material y en el futuro me gustaría hacer algo… tengo muchas de éstas cajas.

CR- ¿Como escoges los objetos para tus trabajos?.

CB- Y tú dijiste escoger, pero todo va sucediendo al revés, las cosas te escogen a tí. Ésto
es lo mas legítimo en arte y en todas las huevás, porque tú no decides mucho lo que pasa. Es como me funcionan las cosas. Yo nunca he funcionado esquemáticamente ni conceptualmente, todo lo mío. Estás en la playa, estoy en Concón, yo vivo en Concón me gustan los palitos y los junto, hago cositas con maderitas, se cruzan los constructivistas rusos…los palitos, es como una coincidencia, entendís, voy los recojo, los armo, son objetos, ¿esto es arte?, leo libros y todo se va juntando, no es una cuestión como premeditada. Yo no dije en el arte hoy día viene ésto ¡Ni cagándo!. Y yo que hago…escribo, hago fotos y he hecho esta huevá (objetos), entonces si ésto me califica como eso (recolector) soy eso…comprendís.

CR- Bueno, las cosas se encuentran o ellas te encuentran a ti, te pasó con los zapatos….
¿Hay un proceso de selección…?

CB- Yo creo que es a nivel intuitivo, o sea a tí te atraen unas cosas y te repelen otras ¿porqué?, no tengo la mas puta idea.
Mira, hay una frase de un pintor que a mi me encanta que es el Georges Braque – que tú lo debes conocer- y Braque dice “en arte hay un sólo argumento que tiene sentido, y es el que no se puede explicar.”
Tu te das cuenta que con éso haces desaparecer toda la historia de la crítica, lo que es una brutalidad y montones de huevones se quedan sin pega por lo demás.

CR- Pero tus palitos salen siempre de un mismo lugar.

CB- Porque estoy en Concón, si es tan simple como eso, ahora si viviera en otra parte y caminara en lugares y viera cosas que me atraen… por ejemplo hay una artista norteamericana creo que de los años 60-70 que es excelente escultora y famosa por lo demás que es la Louise Nevelson, y toda su huevá es basura recolectada de las calles de Nueva York. Yo estuve y he estado ahí y seguramente si tuviera taller y tuviera plata habría recolectado huevás porque las calles de esa ciudad, tu sabís, hay refrigeradores, hay camas, bueno ahí está Rauschenberg, está Keinholz, es cosa de salir a la calle y está la vereda llena de esas huevadas…

CR- Claro que sí. El otro día ví el documental “Los Recolectores y la Recolectora” de Agnes Varda…

CB- Sí, si, la conozco, es una cineasta.

CR- Bueno, en su película ella hace una reconstrucción del oficio de la recolección en Francia a partir del cuadro “las espigadoras” de Millet . En el reflexiona sobre ésta tradición de recoger alimentos y objetos botados en campos y ciudades y la situación de algunos recolectores actuales, muchos de ellos artistas que toman elementos en desuso para construir una obra…y mientras entrevista a un pintor en su taller repleto de objetos, ella dice “La recolección protege de la nada, porque está todo lleno”. En tu caso… ¿És importante tener un lugar físico para guardar tus cosas?.

CB- Éso es crucial. Yo vivo en ése lugar que tú conoces ahí …(en Concón)… Yo habría pintado telas de cinco metros por seis metros, telas como las de Balmes o Tápies, el informalismo que es lo a que a mí más me gusta, pero no puedo porque no tengo espacio. No hago huevadas más grandes porque no tengo espacio.

CR- ¿Pero tú estás haciendo instalaciones ahora, o estás más dedicado a la poesía y a la foto?.

CB- Sobre todo a la poesía y a la foto (…) y yo dibujo hace mucho tiempo, si lo que más tengo es éso, y tengo acuarelas y lo que más me gustaría es pintar, pero no tengo espacio. Mira ahora va a salir un libro –ésto te va a interesar porque debería salir dentro de un mes- es un cabro que hizo su memoria acerca de mí y va a salir en la editorial Altazor en Viña, un libro bien bonito con reproducciones de cuadros míos que no conoce nadie porque nunca nadie los ha visto, el libro se trata de mí, acerca de mi obra plástica, visual, un ensayo de ciento cincuenta páginas ¿cachai?. Yo tengo un montón de pinturas que he estado pintando con sémen hace mucho tiempo, y allí salen varias de ésas pinturas…todas chicas porque no tengo más espacio… Y me encantaría hacer libros de fotos. Tengo ene fotos, si lo único que necesito es un mánager Claudio, me encantaría hacer una exposición de fotos al año, me gustaría mucho. Pero es fregado porque hay que hacer ampliaciones, buscar plata. No, no puedo. No doy abasto. A mi me cuesta mucho organizarme, soy un huevón con ese defecto horroroso. Me cuesta materializar mis huevadas.

CR- ¿Y hace cuanto que no vás a Ritoque?

CB- Hace (muchos) años. Claudio, si yo tuviera un lugar más grande iría. Si yo no tengo donde meter las huevás. Yo casi me volví loco porque mi pieza era un basurero y yo era una basura más y me enfermé de la cabeza!. En cambio escribir es un lápiz bic y un cuaderno.

CR- Es que la poesía ha cruzado toda tu obra!.

CB- Sí.

CR-¿ Por qué?.

CB- Porque es una necesidad, como cagar o tomar agua. ¿Porqué escribe uno?...Lo he dicho cien veces, tengo una relación de necesidad con lo que escribo, porque necesito aliviarme de lo que pasa, te enamorai y escribis, soñai algo, (me) enfermé de la cabeza y escribis; lo cuento, es mi manera de funcionar. Otros pintan, otros pobres huevones no hacen nada y se tienen que pegar un balazo.

CR- A mitad de los setenta tú formaste un movimiento junto a Cecilia Vicuña llamado “La Tribu No”

CB- La Tribu No; Sí

CR-Cuéntame de eso…

CB- Bueno, es que eso es algo muy enredado Claudio. Eramos 6 personas, tres parejas heterosexuales que estábamos super obsesionados con el arte y el cambio del mundo… Son los sesenta, el che Guevara, es la nueva izquierda americana, son los yippies y es el cambio y la divisa de Rimbaud que habia que cambiar de vida. Luego con la Cecilia -su pareja a los 16 años- nos separamos en Europa y ella partió por su lado y ella siguió mucho más profesionalmnete, ella es una artista profesional, cosa que yo no soy en absoluto. Lo nuestro fue –como grupo- una cosa mucho mas intuitiva y vital, desinteresada, nosotros nunca fotocopiamos nada de nada. Fuimos a encuentros de escritores y fuimos a tirar panfletos. Y esto que te estoy diciendo era ya en el año 73, te estoy hablando antes del golpe, incluso antes que eligieran a Salvador Allende, antes, cuanto estaba Eduardo Frei (Montalva). Era algo muy poco formal. Lo que realmente nos importaba era cambiar de vida. Cambiar no tu escritura, sino cambiar tu vida. Y ése es el cambio que hicimos nosotros, por eso quedo la cagá. Es una cuestión mucho mas radical en serio, se trata de vivir. Que, ¿Qué es vivir?. Te levantai en la mañana y tenís un día por delante.
Ahora, Es mucho mas larga la historia, hay gente que se fué a Perú todos nos fuimos a Europa, salimos, llegó el golpe, quedó la cagá, pero todo eso es muy complicado. En el fondo fue algo muy radical.

CR- Eres el poeta vivo más leído en Chile después de Nicanor Parra. ¿Qué te causa este calificativo?.

CB- Me gusta, o sea si es como conversar….cuando tu conversai querís que te contesten.
Es un diálogo y ésto quiere decir que la huevá funciona. La huevá insólita es que a mi la gente me para en la calle pa` hablar hace años y parece un chiste. Obviamente es porque los textos de alguna manera los tocan, y para uno es agradable que así sea.
Salió este libro Dicho sea de Paso y es el único libro- yo creo- en la historia de Chile que salió en la lista de los libros más leídos en El Mercurio….¡un libro de poesía!. Ésto es lo que pasa. Y ahora como mi relación con lo que hago es de necesidad, lo que me gusta de mi obra es que es como un rastro –mi rastro- y quiero que sea lo mas fidedigno posible.…y mientras ésta huevá no cambie mi relación con el dolor y con la muerte no me importa.

CR- ¿Y cuál es tu relación con el dolor y con la muerte?

CB- Yo hallo que es lo único que importa. Lo único que hay es el dolor que existe. El buda dice: lo único que hay es dolor. Y yo les enseño a como aliviar ese dolor. Y yo hallo que esa huevá es simple. Y éso es lo único real, porque todo lo demás es bolita de dulce. Tu podís llenarte el hocico, hablar de cien mil huevás, pero si alguien te corta el dedo chico con un hacha, se acabó toda la conversación y ahí estamos en la dura.

CR-¿Le das valor al silencio?

CB- Es lo único que hay en realidad, es el único descanso real ¿cachai?... y realmente todo es tan inexpresable, tan ininteligible que obviamente és lo que dice Parra, que yo creo que es verdad: es absolutamente imposible superar la página en blanco.
Lo mejor, es quedarse callado.



















-1344 Zapatos Peregrinos Marchan Hacia Lo Vázquez fué escrito por Claudio Rodríguez Lanfranco para un inserto cultural distribuido por el diario La Voz de Concón y editado por Casa Abierta en Concón, Chile. Las fotografias que acompañan éste texto, son de Claudio Bertoni.